jueves, 24 de septiembre de 2009

lunes, 24 de agosto de 2009






Movimiento Estudiantil de la Escuela de Ciencias Psicológicas
Acción Integrada, 1989

En memoria de:
Carlos Ernesto Contreras Conde
Iván Ernesto González Fuentes

Y de la dirigencia estudiantil desaparecidos en 1989:
Hugo Leonel Gramajo
Silvia María Azurdia Utrera
Víctor Hugo Rodríguez Jaramillo
Aarón Ubaldo Ochoa
Mario Arturo De León
Carlos Leonel Chutá Camey
Carlos Humberto Cabrera Rivera
Eduardo Antonio López Palencia


"Queremos sus cuerpos y queremos justicia",
Irene Barrientos
"Eran jóvenes que luchaban por los más necesitados.
Les arrebataron la vida,
y ahora no quieren al menos devolverles su dignidad",
Silvia Utrera


Este documento tiene por interés honrar la memoria de nuestros compañeros que sufrieron desaparición forzada miembros de la Asociación de Estudiantes de Psicología –AEPs- y representantes estudiantiles ante Consejo Directivo; Carlos Ernesto Contreras Conde e Iván Ernesto González Fuentes, además de recoger el trabajo realizado por el Movimiento Estudiantil Acción Integrada.

Se plantean tres intenciones en la realización y presentación del mismo. La primera es no dejar en el manto oscuro de la impunidad el secuestro de nuestros compañeros, honrar su memoria con este documento, haciendo reconocimiento de su esfuerzo y trabajo realizado y expresar a sus familias nuestras muestras de solidaridad. La segunda es hace una reconstrucción histórica desde la mirada del Grupo Estudiantil Acción Integrada: del contexto sociopolítico del país, la situación de movimiento estudiantil en la Universidad, el trabajo de Acción Integrada, el contexto de la Escuela y los acontecimientos de agosto. Y la tercera es ofrecer a los diferentes sectores de la Escuela elementos de análisis y reflexión en la vida actual de la psicología y de la Escuela misma. Recuperar la memoria como una añoranza pasiva no trasciende las posibilidades constructivas que ella trae, recuperarla para conocer el largo transcurrir de procesos nos permite un espacio más para construirnos.

La idea fue hacer un acopio de memoria del movimiento estudiantil a través del trabajo del Grupo Estudiantil Acción Integrada dentro de sus esferas de participación, particularmente de la acción de los representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de ese año. Especialmente porque nos parece que una experiencia de vida universitaria estudiantil que demuestra que la acción de administración académica se puede articular a la vida social y política del país y que la acción político estudiantil debe hacer lo suyo al vincular la teoría y la práctica. Además que resulta factible velar por los objetivos supremos de la Universidad de San Carlos de Guatemala[1], de la Escuela de Ciencias Psicológicas[2] y la AEPs, a pesar de las contradicciones institucionales, los obstáculos políticos y las acciones represivas del Estado.

El golpe asestado contra el movimiento estudiantil de aquel año fue implacable. Las fuerzas represivas del Estado a través del ejercito, sus aparatos de inteligencia y la policía nacional[3] del gobierno democratacristiano[4] dieron un duro golpe al movimiento social y universitario con el secuestro de diez dirigentes estudiantiles que iban a la vanguardia de la articulación de la vida académica con la realidad del país, teniendo claramente identificado los objetivos y quehacer estudiantil en la Universidad. Cabe decir que era la rearticulación del movimiento estudiantil después serios acontecimientos en los años 1984 y 1985.

Aún y cuando la intensión de este documento nunca fue hacer un esfuerzo exhaustivo del contexto histórico en cual se desarrollaron los hechos, ni de conocer con detalle los temas tratados en el Consejo Directivo de ese entonces, se pretende hacer un esbozo político-académico de los acontecimientos ocurrido en aquel 1989, tanto en el país como en la Escuela de Ciencias Psicológicas.



SEMBLANZA DE   Iván Ernesto González Fuentes


Iván era el hermano medio de tres, nació en una familia de clase media de la ciudad capital. Su señora madre era una persona muy alegre, casi siempre estaba cantando y se sentía muy feliz con la familia que tenía; así fue hasta la desaparición de Iván. Se graduó de diversificado como Perito en Mercadotecnia y Publicidad e ingresó a la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Universidad de San Carlos en 1983. No estaba muy seguro de porqué había ingresado a psicología pero le fascinaba trabajar con niños o “los chatitos” como él les decía. Por esa razón, en su primer año de estudios hizo práctica voluntaria en la Unidad Popular de Servicios Psicológicos, donde atendió varios casos asociados con problemas de conducta.


Iván era un hombre adicto a la lectura, con fuerte espíritu crítico y gran sensibilidad para con los necesitados. Uno de los libros que leyó fue Demian de Herman Hesse y su frase favorita de este autor era:

“Todo el que quiere nacer, tiene que romper un mundo”

Él entendió que el mundo a romper era el del egocentrismo, el pensamiento yo-yo. Comprendió que un psicólogo o una psicóloga no pueden ser buenos profesionales si se dedican a hacer su práctica estudiantil y profesional centrada en el beneficio propio. Con la lectura de otros libros, una cierta noche, lo entendió:

“Es el pueblo el que paga mis estudios en la universidad. Tengo que hacer algo para devolver el sacrificio de muchos”.

Así lo dijo, soy testigo. Días después lo hablamos y tomamos plena conciencia del hecho: todos y cada uno de nuestros actos tiene una base política, siempre ha sido así para todos los seres humanos y siempre será así. Solamente alguien cobarde y sin valor existencial no decide ponerle intencionalidad a ese hecho y el siguiente paso fue aclarar esa intencionalidad. ¿Qué debe hacer un estudiante de Psicología? En primer lugar estudiar, pero bien, a profundidad, no sólo como apariencia y al mínimo para ganar las clases.

Nos nació la ambición de saber más, de leer más de lo que nos asignaban en nuestras clases, nos adelantamos, nos encontramos con literatura que no era manejada por nuestros docentes. Realizamos práctica clínica y social comunitaria con el objetivo de hallar o crear los métodos más adecuados. Para este punto nos dimos cuenta de que la academia no respondía a las necesidades de la población guatemalteca y nuestros docentes no sabían cómo hacerlo.

Fácil fue encontrarnos con muchos estudiantes que sostenían lo mismo. Hay que mejorar lo que se estudia en las clases… hay que mejorar la Escuela de Ciencias Psicológicas… hay que mejorar la Universidad de San Carlos… hay que mejorar el país… el que no contribuya a mejorar la situación que se haga a un lado, estamos muy ocupados haciéndolo… Nosotros le llamamos a eso beligerancia, protagonismo, liderazgo constructivo. Es necesario pedir más libros, mejores libros; más trabajos, mejores trabajos. Huir del estudio y memorizar es para mediocres. Así surgió Iván, el líder estudiantil.

Fácil fue encontrarnos con muchos estudiantes de otras unidades académicas y la lucha se hizo más fuerte. Alegría, el momento y la oportunidad de devolverle a la comunidad, al pueblo de Guatemala había llegado. Iván, como dirigente estudiantil, no sólo opinó que era necesario mejorar, luchó por encontrar las formas de mejorar la psicología… No luchó solamente dentro de la academia y así surgió Iván, el líder político quien luchó desde que ingresó a la universidad hasta el momento de su desaparición.

En la última sesión de trabajo en que estuvo presente, en el edificio M5, un sábado por la noche dijo: “de una vez aviso que vienen cosas gruesas, Vinicio, en su discurso presidencial, dijo que se están cerrando los espacios de participación política y apertura democrática. No se extrañen si la próxima semana se les hace difícil encontrarme porque voy a andar ocupado”. No teníamos idea de que sería la última vez que lo veíamos. Unos días después, en medio de una sesión del Seminario Academia –Realidad, una compañera entró a decirnos que nos fuéramos a casa por rutas no comunes… Iván y el Caco no aparecían ya se les había buscado por todos lados y no se sabía de ellos.

Lo que sentimos fue una mezcla de frío por lo grave de lo sucedido, y fuego por la ira de saber quiénes lo habían hecho. Una enorme tristeza al ver la bestialidad que practicaba el falsamente llamado gobierno democrático, dolor al ver a la familia asustada, confundida y con una herida que jamás cerró por completo. Temor por nosotros y nuestras familias.

Pero las ganas de luchar no desaparecieron, el ejemplo de Iván y otros 9 desaparecidos nos inspiró. Si a los grupos de poder les duele lo que hacemos es porque vamos por buen camino, si hacen esto es porque estamos haciendo cambios importantes. Guatemala no está para descansos o arrepentimientos, hay que seguir… y seguimos.

La mamá de Iván no se llegó a recuperar del golpe, todos en la familia temían hasta salir a la tienda, saben bien que fueron vigilados, igual que nosotros… sus compañeros de estudio organizamos un movimiento de toma de la Universidad completa, marchas en silencio, exigimos su aparición pero esto no ocurrió. Los proyectos que se encontraban activos en ese momento no se interrumpieron, se continuó el trabajo y se logró mucho. Los jefes militares de turno decían que esto era producto de la violencia entre grupos estudiantiles al interior de la universidad, siempre decían lo mismo. Mentían pero a la vez dejaban claro que sabían de los desaparecidos y su trabajo por conformar una Universidad de San Carlos comprometida con su pueblo y sus condiciones de vida.

Exactamente, ¿Qué hicieron con Iván y el Caco? no lo sabemos. Por favor, si alguien lo sabe, necesitamos saber, su familia de origen y su familia en el Movimiento Estudiantil Acción Integrada necesitamos saber ¿A dónde se lo llevaron? ¿Qué hicieron con él?


El contexto socio político de la Guatemala del 1989

El gobierno de Vinicio Cerezo Arévalo fue el primer gobierno electo democráticamente en Guatemala, luego de varios procesos electorales fraudulentos y golpes de Estado, los cuales provocaron el rechazo y la movilización social de diferentes sectores de la población guatemalteca y de la comunidad internacional, situación que provoco que los sectores de poder en ese momento, se vieran obligados a hacer un llamado para conformar una Asamblea Nacional Constituyente, responsable de elaborar una nueva Constitución y convocar a elecciones generales para el año de 1,985.

Es en esas elecciones que resulta electo, Vinicio Cerezo Arévalo y toma posesión en el 14 de enero del año 1,986. Este gobierno había despertado gran expectativa entre diferentes sectores de la población, quienes veían en él, la posibilidad de ir cambiando la situación de violencia e inestabilidad económica que afectaba a las grandes mayorías de los y las guatemaltecas, sin embargo esas expectativas muy rápidamente fueron transformándose en sentimientos de frustración cuando el gobierno no dio respuesta a las necesidades más inherentes en temas prioritarios como la violencia generada por el Conflicto Armado Interno, la salud, la educación y la economía.

No solamente la población civil se vio frustrada por el gobierno, sino que también los sectores más radicales de la oligarquía y el ejército guatemalteco, quienes intentaron en más de 11 oportunidades derrocarlo, ya que no respondía con efectividad a sus intereses.

Cerezo, había prometido durante su campaña política llevar a cabo un proceso de desmilitarización. Sin embargo, al asumir el cargo no hizo nada para investigar las desapariciones y las masacres, o desmantelar las Patrullas de Autodefensa Civil y otros grupos militares y paramilitares. Un mes después de iniciar su gobierno, Cerezo se excusó ante la prensa internacional, diciendo que si llevaba a cabo cambios muy rápido y profundos los periodistas "tendrían que entrevistarlo en Miami" (American Watch 1986: 9-10).

Rápidamente el gobierno democristiano fue identificado como un gobierno corrupto y en donde la elite del partido se mantenía en una permanente fiesta de despilfarro de los recursos del estado y en viajes al extranjero que duraban meses, con grandes comitivas que nunca trajeron ningún beneficio al país.

Cerezo buscaba ser reconocido como el mandatario de la paz y la reconciliación en Guatemala. En tal búsqueda, realizó viajes a Costa Rica y México durante 1986 para hablar con las comunidades de guatemaltecos en el exilio, a quienes invitó a regresar al país bajo su garantía personal. Pero la línea dura de las fuerzas de seguridad estaba dispuesta a usar el terror contra aquéllos con antecedentes políticos. En marzo de 1,987 Edgar Arana Castillo, dirigente estudiantil de medicina, fue secuestrado al poco tiempo de haber regresado al país, tras un exilio de varios años. Su cadáver fue hallado con evidencias de tortura.

Quizá el único acierto del gobierno democristiano haya sido facilitar las condiciones para que en el año de 1,987 a iniciativa de los cinco presidentes de la región centroamericana se diera la iniciativa de Paz de la Región centroamericana conocida como Esquipulas II, la cual sentó las bases de negociación de los gobiernos y las fuerzas insurgentes de El Salvador, Nicaragua y Guatemala, ya que la situación sociopolítica en estos países era compleja y ameritaba acciones efectivas que posibilitaran la apertura a procesos de Paz, haciendo prevalecer el diálogo sobre la violencia.

Por ejemplo el gobierno Sandinista de Nicaragua se encontraba asediada por la lucha de los Contras, con el apoyo abierto de los Estados Unidos, quién en ese año a través del congreso autorizó $ 41 millones de dólares, para apoyarlos y así buscar el derrocamiento del gobierno encabezado por Daniel Ortega.

En el Salvador El 11 de noviembre de 1989, la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN- lanzó lo que se consideró la mayor ofensiva urbana y que abarcó la capital y ciudades adyacentes, en donde por un par de semanas se mantuvieron férreos combates entre las fuerzas guerrilleras y del Ejército, con la intención de acelerar el final del conflicto entre la guerrilla y el gobierno de Napoleón Duarte.

Anteriormente en el mes de septiembre del año 1989, representantes del gobierno de El Salvador y del FMLN habían iniciado conversaciones en la Ciudad de México, con el fin de discutir el cese del conflicto y acordar una agenda para próximas reuniones. Acá se firmó y dio a conocer lo que se denomino el Acuerdo de México.

Sin embargo, a pesar del discurso político del gobierno de la Alianza Republicana Nacionalista –ARENA- de encontrar una salida negociada al conflicto armado, el 16 de noviembre de 1,989 fueron asesinados por un pelotón del Batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador, los sacerdotes Jesuitas de la Universidad Centroamericana Simeo Cañas, Ignacio Martín-Baró, Ignacio Ellacuria, Segundo Montes, Armando López, Juan Ramón Moreno Pardo y Joaquín López y López en la residencia de la Universidad. Junto con los jesuitas fueron también asesinadas Elba Julia Ramos, persona al servicio de la Residencia, y la hija de ésta, Celina, de 15 años.

Todos estos hechos, más el incremento de las denuncias por violaciones a los derechos humanos, aceleraron las negociaciones que pondrían fin a la guerra.

En Guatemala, la situación era igualmente compleja, ya que el CAI había provocado una ola de violencia de Estado que afectó a diferentes sectores de la población, generando la desaparición, los asesinatos extrajudiciales y la salida al exilio de dirigentes sindicales, dirigentes estudiantiles, profesionales universitarios, campesinos y población maya. Todo esto genera un clamor popular por buscar formas de solución al conflicto en donde se privilegiara el diálogo. Es así como en el año de 1,987, como uno de los acuerdos de Esquipulas II, los Estados de la región centroamericana, comprometen a conformar cada uno, La Comisión Nacional de Reconciliación, la cual estuvo integrada por representante del poder ejecutivo, representantes de la conferencia Episcopal de Guatemala –CEG-, representantes de partidos políticos de oposición legalmente inscritos y representantes de ciudadanos notables. Esto propicio que se iniciarán, los contactos informales entre miembros del gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG- fuera de Guatemala.

En el marco de estos esfuerzos, la coyuntura nacional se caracterizaba por un despliegue de militarización generalizada, especialmente del incremento del reclutamiento militar forzado, que afecto a miles de jóvenes indígenas, en medio de cuya situación da inicio el Gran Diálogo Nacional, motivado en parte por un creciente interés internacional porque concluya el CAI, el cuál al darse a conocer, involucra progresivamente a importantes sectores de opinión nacionales y de la comunidad internacional.

El Gran Diálogo Nacional, llega a tener a más de 400 delegados representantes de diferentes sectores de la sociedad guatemalteca, los cuáles conforman 15 comisiones de trabajo que abordaran temas específicos.

Desde el año de 1,988 la violencia en contra del movimiento estudiantil se recrudeció y se ensañó contra dos estudiantes regresados del exilio, la estudiante universitaria Débora Carolina Vásquez Velásquez regresó del exilio y luego fue detenida, torturada y después liberada con vida. En febrero, otro retornado, el estudiante de Agronomía José Albino Grijalva Estévez, fue secuestrado. Al día siguiente su cadáver torturado apareció en el departamento de Santa Rosa (Americas Watch 1988: 28-31).

La muerte de Grijalva Estévez era parte de una serie de secuestros y torturas de estudiantes, sindicalistas y otros miembros del movimiento opositor, que fueron perpetrados por la llamada panel blanca: un vehículo marca Ford, tipo panel, color blanco y de vidrios polarizados que se hizo famosa por los múltiples secuestros que cometieron sus ocupantes y por la impunidad con la que operaban. Una marca particular del vehículo que la población llegó a conocer como "la nave de la muerte". Dentro de la lista de víctimas se encuentran varios estudiantes que después de ser secuestrados, sus cuerpos aparecían torturados y con el tiro de gracia (Amnesty International 1989a: 19, 46).

También en el año de 1,988 la Unidad de Acción Sindical y Popular –UASP- realizó dos grandes manifestaciones en la capital para exigir un diálogo con el gobierno sobre estos y otros puntos. Más adelante, los universitarios apoyaron varias protestas masivas que repudiaban el pretendido aumento en la tarifa de la electricidad. Por medio de conferencias de prensa y campos pagados en los medios de comunicación, los universitarios empezaron a recobrar su papel en la sociedad civil, identificándose con los intereses de las clases populares.

En esa época, la posición de la Asociación de Estudiantes Universitarios –AEU- era de respaldo a la política de la URNG: en favor la negociación para frenar el prolongado conflicto armado. Los estudiantes y la URNG coincidían tanto en las cuestiones sociales como en las causas y efectos del enfrentamiento, así como la vía para concluirlo. Aunque la cuestión militar se encontraba en descenso, el movimiento estudiantil ya era, una vez más, una amenaza para los militares. El desequilibrio en la relación poder civil y poder militar favorecía a los últimos, al grado que entre los jefes castrenses se había desarrollado una cultura de prepotencia y de confianza en su dominio. El nuevo concepto de "subversión" para el ejército consistía en que alguien más pudiera tomar parte en la decisión de cuándo y cómo se abrirían los espacios políticos.

A pesar de la crueldad de los actos del año 1,988, esta violencia sólo era el preámbulo de lo que ocurriría en 1,989. Ese año, el ciclo escolar inició con la detonación en la Ciudad Universitaria de una serie de bombas con volantes y propaganda. Los volantes, firmados por dos nuevos grupos paramilitares, "El Jaguar Justiciero" y "La Dolorosa", amenazaban a los dirigentes estudiantiles a cada uno por su nombre, y se les conminaba a dejar su "intervención subversiva" y a abandonar la AEU (Amnesty International 1990: 105).

Encima de las tensiones sobre el CAI, en junio de ese año los maestros de la educación pública guatemalteca se declararon en huelga, un movimiento que llegó a ser masivo y duró 4 meses. Al igual que los paros de 1973, la huelga recibió el más fuerte apoyo de los estudiantes de la Universidad.

En agosto de 1989, ya en los últimos días de la huelga magisterial, la violencia reaccionaria explotó. El 1 de ese mes fue asesinado Danilo Barillas, fundador y ex secretario general de la Democracia Cristiana Guatemalteca. Barillas era amigo personal del presidente Vinicio Cerezo, y había organizado las primeras reuniones entre el gobierno y la UNRG. A mediados de ese mismo mes, las instalaciones del Grupo de Apoyo Mutuo –GAM- y otros grupos de derechos humanos fueron blanco de ataques terroristas (Americas Watch 1990: 28; entrevistas).

Pero sin duda, el sector más golpeado sería el estudiantil. Mientras las amenazas en contra de los dirigentes estudiantiles continuaban, agentes del Estado lograron infiltrarse en la AEU, instalando un "oreja" en la misma dirigencia de la organización.


Los antecedentes del movimiento estudiantil que encabezaron los compañeros de 1989

En primer lugar es necesario señalar que el movimiento estudiantil universitario, a partir de la década del 80 se vio involucrado totalmente en la agitación generalizada que creo el desarrollo del CAI que se generalizaba en el país.

Los años 80-83 fueron de una represión brutal y generalizada para la Universidad de San Carlos de Guatemala, en donde fueron víctimas profesionales, trabajadores y estudiantes, suficientemente tratada y documentada por diferentes investigadores y estudios.

A nivel estudiantil, que es lo que nos ocupa, las diferencias y enfrentamiento de las dos agrupaciones más significativas de los años 70-80; el Frente Estudiantil Revolucionario Robin García –FERG- y la alianza de grupos democráticos y progresistas –FRENTE-, prácticamente habían ya desaparecido, más producto de la represión, que por superación de sus diferencias, pues éstas radicaron fundamentalmente en la práctica y acción revolucionaria que las organizaciones revolucionarias llevaron adelante, unos por la vía democrática y progresista y otros por el impulso de la Guerra Popular Revolucionaria o sea diferentes concepciones de método revolucionario.

Sin embargo, la lucha revolucionaria cambio de escenarios y los estudiantes nos encontramos alejados de ellos, pues la lucha armada se concentró en las zonas rurales del país y la Universidad prácticamente quedó desvinculada de ese proceso, al tener que desmovilizarse muchas de las estructuras clandestinas en las ciudades.

Tanto, FRENTE como FERG habían conseguido tener grupos y estudiantes que les apoyaban, pero con los cambios generales, quedan abandonados y seriamente golpeados por la represión militar realizada por los gobiernos de Lucas, Mejía Victores y Ríos Montt.

Aunque no claramente definida, en ésta época, se da un rompimiento entre las organizaciones estudiantiles y los movimientos revolucionarios.

Pero aquellos estudiantes y dirigentes estudiantiles que surgieron al fuego de las luchas y los enfrentamientos de los años recientes, estaban dispuestos a continuar trabajando y se inicia la conformación de nuevos y variados grupos estudiantiles, algunos con la idea de la reivindicación de los mártires, otros con un carácter más reivindicativo y otros con un carácter claramente académico y popular.

Este nuevo período se caracterizó por el reencuentro de líderes y dirigentes de segunda línea, de aquellos grupos estudiantiles que habían quedado dispersos y sin una línea política que reivindicar, la solidaridad con las luchas obreras y campesinas fue el vínculo y punto de encuentro que paulatinamente van haciéndoles converger.

En 1983, la AEU es representada por UVE-PRAXIS que era uno de los grupos más representativos de FRENTE y que no era más que la unión de dos agrupaciones que se gestaron en la época más beligerante de la AEU que encabezara Oliverio Castañeda, sin embargo, la AEU y su grupo dirigente mantuvo vinculación con la Juventud Patriótica del Partido Guatemalteco del Trabajo y en esos momentos la presión de la población vinculada al movimiento revolucionario exigía mucha beligerancia y combatividad y los compañeros fueron entonces las únicas cabezas visibles de la oposición, lo que les valió una nueva ola represiva, siendo golpeados duramente en el año 84.

Las nuevas agrupaciones estudiantiles y su convergencia

Esta situación convierte a la AEU en una institución semiclandestina y a partir del descabezamiento del 84[5], no se vuelven a abrir las puertas de la sede central de la asociación como medida de seguridad.

Esta práctica entró en contradicción con los nuevos grupos estudiantiles que se gestaban en el campus central y que de alguna manera exigían la presencia de la máxima asociación universitaria en diversos problemas tanto académicos, como de la realidad nacional.

La rivalidad de los años pasados afloraba constantemente, pues muchas de las nuevas organizaciones estudiantiles que se formaban, se basaban en líderes o dirigentes que habían surgido del FERG o que provenían de nuevas influencias políticas como la socialdemocracia y la democracia cristiana, incluso con tendencias claramente derechistas y con una línea anticomunista y de carácter armado.

De las agrupaciones surgidas en esas condiciones se consolida la Coordinadora Estudiantil Universitaria – CEU- realizando algunas actividades de carácter general y emitiendo comunicados ante problemas sindicales, como la Huelga de los trabajadores de la Coca Cola y otros problemas sindicales del área de Amatitlán. El acompañamiento a las actividades públicas del GAM dio un impulso a la participación de muchos estudiantes, así como la actividad teatral de proyección popular en la que participaron estudiantes y grupos estudiantiles de las escuelas de Historia, Trabajo Social y Ciencia Política, de las facultades de Ciencias Económicas, Derecho, Veterinaria, Farmacia e Ingeniería.

En la Escuela de Ciencia Política y la facultad de Derecho se encontraban activos otros grupos, que realizaban propaganda y declaraciones a nivel facultativo y de la universidad y que sería la base de lo que más tarde se convertiría en el Movimiento Estudiantil Universitario – MEU - .

Otros grupos activos en Farmacia, Ingeniería, ciencias de la comunicación y odontología, no formaban parte de grupos más generales, pero asistían a reuniones de carácter general que se fueron convocando para en 1985 exigir a la AEU en el poder la convocatoria a elecciones.

Las elecciones fueron convocadas y previo a ello, grupos como FUERSA, FESODE y MEU, inician toda una campaña de presencia en la Universidad; el desconocimiento y la desconfianza de cada una de éstas fuerzas lleva a los integrantes de CEU a solicitar al grupo que tenía en su poder la AEU, conformar una unidad que hiciera posible el mantenimiento del control de la Asociación por fuerzas progresistas.

Ese objetivo se logró, para los años 86-87 la CEU toma la AEU e inicia su trabajo, sin embargo los grupos provenientes de FRENTE (Económicas, Derecho y Veterinaria) no cumplen con las aspiraciones de la CEU de reabrir la sede, realizar un trabajo amplio, de uso de los recursos económicos de la asociación para el apoyo a los sectores populares y de reivindicación académica. La alianza se rompe y nuevamente la exigencia de convocatoria a elecciones se hace necesaria.

De éstas elecciones queda claramente establecido el Movimiento Estudiantil Universitario –MEU- como una institución universitaria con representaciones en Ciencia Política, Derecho, Ciencia de la Comunicación y Psicología.

La CEU se consolida como una organización con representación en Agronomía, Historia, Veterinaria, Farmacia, Trabajo Social, Económicas, Humanidades y Derecho.

Las nuevas elecciones son realizadas con la participación de FESODE, CEU, MEU, AVANZADA.

La elección la gana AVANZADA y toma el control de la AEU para los años 87-88, igualmente avanzada no logra una presencia y reivindicación estudiantil y popular.

Con ello surge la necesidad de unir fuerzas entre las agrupaciones denominadas democráticas y de proyección social, pues como grupos estudiantiles facultativos y de escuelas teníamos una presencia en diversos conflictos laborales, campesinos y de reivindicación de derechos humanos.

Si bien los grupos de MEU y CEU se lamentan de no haber trabajado en unidad, no logran realizar actividades conjuntas y la presión de tener una respuesta a los requerimientos del movimiento social se hace evidente, la necesidad de la unidad estaban en todos presentes, pero no se lograban pasos concretos para hacer eso posible.

Es en ese marco que se inician los acercamientos para trabajar de manera conjunta o por lo menos coordinar y desembocan en el primer taller para la retoma del papel histórico de la Asociación de Estudiantes Universitarios y del Movimiento Estudiantil Universitario.

Este taller se realiza con el apoyo de un grupo de profesionales guatemaltecos radicados en la República mexicana y es ahí en donde se logra la convergencia de todos los grupos estudiantiles en una nueva unidad de acción estudiantil, conformándose lo que se denomina Unidad de Acción y Solidaridad Estudiantil - UNASE –

UNASE un paso concreto a la unidad estudiantil y a la unidad de acción con el movimiento popular

Tal como se planteó en el documento surgido del taller o encerrona en México, UNASE se constituía “En función de las aspiraciones más genuinas del estudiantado universitario comprometido con el destino democrático, crítico y popular de la USAC”[6]

En realidad no se planteaba en lo inmediato la toma de la AEU, sin embargo, los acontecimientos fueron más rápido y se presentó la posibilidad de asumir la dirección de la máxima representación estudiantil y con ello iniciar lo planteado por los participantes a aquel encuentro: “reorientar el movimiento estudiantil, para que en base a la satisfacción de sus justas reivindicaciones específicas y la participación activa y solidaria en las demandas y luchas populares”[7].

De aquí surge la necesidad del impulso de la Reforma Universitaria, la distribución de responsabilidades para cada uno de los directivos de la Asociación en cada una de las instancias del sector popular organizado. En este caso para el sector sindical, para la UASP, para el dialogo Nacional, para la Reforma Universitaria y para el apoyo al sector estudiantil de educación media, entre otros.

El apoyo inmediato a la lucha que libraban los maestros con su huelga magisterial y a la cual se acordó respaldar totalmente.

Grupo Estudiantil Acción Integrada

Siendo 1989 un periodo importante de la historia del país, debido a los acontecimientos políticos nacionales, el esfuerzo del Grupo Estudiantil Acción Integrada, mantuvo una línea de trabajo que vinculara los procesos académicos con la realidad del país, tanto en la Asociación de Estudiantes de Psicología –AEPs-, como en los órganos de representación estudiantil en el gobierno paritario, Consejo Directivo y Académico.

La Escuela de Ciencias Psicológicas con el Movimiento de Transformación en 1974 -que llevó a la independencia a la Escuela de Psicología de la Facultad de Humanidades- jugó un papel protagónico en la vida política de la Universidad[8]. Sin embargo, con el correr de los años esta condición se fue perdiendo y se originó una contradicción importante después de la desaparición del director de la Escuela doctor Julio Ponce Valdez a finales del año 1979. Desde entonces y debido entre otras razones a la persecución política que estudiantes y profesores de la Escuela sufrieron, las cátedras y aulas perdieron a sus mejores elementos, caídos por las balas del ejército y la policía o por desapariciones forzadas. A raíz de ello se empezó a propiciar una desarticulación de los contenidos de aprendizaje con la problemática del país, un enquistamiento sobre la teoría, una despolitización de la vida universitaria y el arribo de un grupo de profesores a la dirección que terminó generando apatía, verticalismo y descontextualización. El esfuerzo de las unidades integradoras –metodología de aprendizajes utilizada y reconocida por la capacidad holística en los primeros años de la Escuela-, se fue diluyendo lentamente hasta que las temáticas asignadas mantenían el nombre, pero los contenidos y el método eran otros, esto a pesar de que el propio Movimiento de Transformación reconoció en su momento la importancia de darle un giro a la enseñanza de la psicología, desde otras perspectivas:

La educación que se recibe en la Facultad de Humanidades es, en términos generales, una educación basada en el método disertivo-narrativo-instructivo-inculcativo, que hace del estudiante un mero depositario de contenidos de conocimiento, un objeto susceptible de manipulación y del catedrático, cuando mucho, un depositador de contenidos teóricos, sin ejemplificación real ni aplicación objetiva muchas veces. (Ponce 1974:8)

Durante los primeros años la Escuela tiene como máxima autoridad una Junta Administradora en donde participaban profesores designados por Rectoría; profesores de otras unidades académicas y de la nueva Escuela de Psicología y una representación estudiantil. En el año 1986 esta modalidad cambia y la Escuela pasa a ser administrada por un Consejo Directivo, que tiene la característica de paridad. Tres estudiantes y tres profesores –dentro de los cuales se elegía al director- formaban este nuevo órgano según lo estipulado en el Reglamento General de la Escuela de Ciencias Psicológicas aprobado el 27 de febrero de 1980 en su artículo 18.[9]

El Grupo Estudiantil Acción Integrada se conforma para participar en las elecciones estudiantiles que llevaría a la máxima autoridad de la Escuela, por primera vez, a tres estudiantes que representarían el sentir, las necesidades y sobre todo la visión de este sector sobre el desarrollo de la misma.

En este proceso electoral participan los estudiantes Edgar Chapas, Fredy Molina y Edgar Cajas, quienes ganan los comicios y junto a los representantes de los profesores Norberto Villatoro[10], Edith Ríos de Maldonado y Víctor Hugo Lemus integran el primer Consejo Directivo. Los representantes estudiantiles y de profesores durarían en su cargo 2 años, solamente el director sería electo por 4 años.

De igual manera se participó en elecciones estudiantiles para la AEPs y se ganó también ese espacio con la participación de los estudiantes Salvador García, Manuel Girón y Fredy Molina. Ambos hechos permitieron abrir un terreno de diálogo entre el sector estudiantil y los coordinadores de la Escuela a finales de 1986, en donde se conoció la propuesta de reestructura curricular presentada por el entonces coordinador académico de la Escuela Roberto Mazariegos. La propuesta adolecía de reflexión y análisis del contexto del país y tenía una clara inclinación por la psicología clínica, la psicometría y las carreras técnicas, visiones que imperaba en ese entonces en la Escuela. La propuesta no se concretó y termino siendo un espacio de reflexión y discusión que evidenció la necesidad de hacer cambios profundos a la curricula.

Es en este año cuando se integran a la participación política estudiantil de la Escuela, Carlos Contreras e Iván González.

En el Consejo Directivo ese año, se discutió la necesidad de crear el Consejo Académico que se contemplaba en el reglamento de la Escuela[11]. Organismo definido como asesor del Consejo Directivo en asuntos técnico-docentes, integrado por profesores que tuvieran la calidad de Directores y por representantes estudiantiles en el mismo número. Durarían en la función de sus responsabilidades un año, según lo estipulado en el Reglamento General de la Escuela de Ciencias Psicológicas artículo 29.

Por tal motivo a mediados de 1987 se convoco a la primera elección de ese ente y los comicios fueron ganados por los representantes del Grupo Estudiantil Acción Integrada: Arturo Lara Monserrat, Nil Orantes Abac, Salvador García López, Ronald Solís Zea, Brenda Reyes López, Francisco Ureta Morales, Gerardo Taylor Paz y Miguel Guillen Barrillas. Los representantes por los profesores eran los coordinadores de los diversos estamentos de la Escuela. Ellos fueron Walter Soto por el departamento de formación básica, Luis Cifuentes por el departamento de formación profesional, Waldemar Zetina por el departamento de Carreras Técnicas, Luis Vallejo por el departamento de evaluación institucional, Roberto Mazariegos por la coordinación académica, Irma Herrera de Aviles por el departamento de práctica psicológica, Eugenia Toralla como directora del Centro Psicopedagógico Mayra Fernández –CENSEPs- y Edith Ríos por el Centro de Investigaciones Psicológicas.

Por haber vencido el periodo para el cual fueron electos los representantes estudiantiles, se convoca nuevamente a elecciones ante el Consejo Directivo. El Grupo Estudiantil Acción Integrada se presento nuevamente a estos comicios, los que se ganaron con los representantes estudiantiles: Sergio Bethancurt, Fredy Molina y Salvador García.

Ese mismo año se realizan elecciones para la AEPs y el Grupo Estudiantil Acción Integrada gana nuevamente llevando al Secretariado a Miguel Guillen.

Un año después, en 1989 se convocan a estudiantes para las elecciones a AEPs, Consejo Académico y Consejo Directivo. El Grupo Estudiantil Acción Integrada se presenta nuevamente a estos comicios y gana nuevamente los tres espacios, con la participación de Rosa María Rivas como Secretaria de AEPs, Julio Palacios, Haroldo Avalos, Ismael Arriaza, Miguel Molina, Josue Revolorio, Edwin Najera, Víctor Tenes y Ramiro Colomo en la instancia académica. Carlos Contreras, Iván González y Ronald Solís participaron en el Consejo Directivo.

Ganar estos comicios represento un voto de confianza para el Grupo Estudiantil Acción Integrada, así como una gran responsabilidad frente a la problemática de la Escuela y de la Universidad.

La línea de trabajo del Grupo Acción Integrada y de sus representantes había sido:

· Abrir espacios para una visión social de la psicología, dándole el carácter de ciencia social desde una mirada epistemológica más allá del positivismo encarnado en la psicometría y biología.
· Reflexionar sobre propuestas teórico-metodológico desde la realidad latinoamericana y corrientes alternas al conductismo, al psicoanálisis y la fenomenología (como la teoría socio-cultural).
· Impulsar una propuesta epistemológica que articulara la teoría y la práctica como criterio de fundamento de enseñanza-aprendizaje y fundamento para la reestructura curricular.
· Desde el punto de vista administrativo trabajar por el manejo transparente de los recursos de la Escuela, la democratización y participación estudiantil en diferentes procesos.
· Y desde el punto de vista político-social, la articulación del movimiento estudiantil universitario a la vida académica, al movimiento social y a la problemática del país.


Contexto de la Escuela de Ciencias Psicológicas en 1989

Para la comprensión del contexto vivido por la Escuela proponemos que se analice desde varias miradas que dibujan la perspectiva global y el escenario en el cual se dio la desaparición de Carlos Ernesto Contreras Conde e Iván Ernesto González Fuentes. Ninguna de las miradas se plantea de mayor importancia que las otras, por lo que el orden en el cual aquí aparecen solo facilita su presentación.

La primera mirada surge del segundo ejercicio del Consejo Académico como cuerpo colegiado consolidado, paritario deliberante y no decisorio en la Escuela, encargado de discutir, analizar los problemas particulares y proponer las líneas generales de la vida académica, imprimía un impulso importante para la discusión de los cambios curriculares que ya se venían expresando años atrás. En ese sentido y a guisa de ejemplo, fueron discutidas previamente en el Consejo Académico antes del conocimiento y dictamen final del Consejo Directivo:

· Los cambios en los contenidos de las temáticas de investigación I y II (Acta 11-89 2.mar.89).
· La creación de la Maestría en Psicología, presentada por Carlos Carranza. (Acta 23-89 del 8.jun.89).

Por otro lado el mismo Consejo Directivo reconociendo el aporte que desde esa instancia se brindaba, le solicitó con fecha 15 de junio (Acta 24-83) un listado de temas de posibles investigaciones profesionales a realizar en la Escuela, fundamentado en los objetivos generales y específicos de la misma. Para tal efecto el Consejo Directivo envió un listado para ser conocido el cual contenía entre otros los siguientes temas:

· Ubicación profesional del psicólogo en Guatemala.
· Perfil profesiográfico del psicólogo guatemalteco.
· La práctica psicológica del estudiante de la Escuela de Ciencias Psicológicas.
· Catálogo de funciones y atribuciones del personal docente de la Escuela de Ciencias Psicológicas.
· Especialidades docentes y banco de recursos académicos en la Escuela de Ciencias Psicológicas.
· Modelo para la realización de un Congreso de Reestructura Curricular de la Escuela de Ciencias Psicológicas.

Esto evidencia dos dinámicas importantes. La primera, la democratización que existió en el conocimiento y deliberación de la problemática de la Escuela, y que no era propiedad exclusiva del Consejo Directivo. Su discusión se alimentaba de manera importante de los criterios que fundamentaban las diferentes tendencias y la elección de las propuestas más pertinentes. La segunda, es la importancia dada al Consejo Académico, expresada en el conocer las adecuaciones curriculares que fueran susceptibles de realizarse, darle insumos al Consejo Directivo sobre aquellos aspectos de trascendencia mayúscula como la creación de una maestría y la propuesta de un modelo de Reestructura Curricular para la Escuela.

Indudablemente la importancia dada al Consejo Académico, trascendía la conformación de un estamento deliberativo de la Escuela. Se convirtió en un órgano de consulta permanente y bastión importante en el proceso del Seminario Academia Realidad.

La segunda mirada fue la continua participación en los Encuentros de Psicología Centroamérica México y el Caribe, a la que asistían estudiantes y profesores de las Universidad Autónoma de Sinaloa, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos de México, la Universidad Nacional de Honduras, la Universidad Nacional del Salvador, la Universidad Nacional de Nicaragua, la Universidad de Costa Rica y por Guatemala las Escuelas de Psicología de la Universidad de San Carlos y Campus Central y del Centro Universitario de Occidente. Para entonces se habían realizado los encuentros en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en 1986, ese mismo año en el Centro Universitario de Occidente, en la Universidad Autónoma de Sinaloa en 1987, en la Universidad de San Carlos de Guatemala 1988 y Universidad Autónoma del Estado de Morelos en 1989. La realización del encuentro en Guatemala permitió que a la organización y los asistentes nacionales, el conocimiento de una faceta de la psicología hasta entonces casi invisible en la Escuela.

Los aspectos más relevantes de la participación de estos encuentros radicó en conocer una organización diferente de las Escuelas de Psicología que incluía procesos de revisión y readecuación curricular permanentes con metodologías y propuestas construidas de manera colectiva. Procesos estos que incidían desde el currículo hasta las relaciones interinstitucionales que potencializaban un avance cualitativamente importante para la producción de conocimiento psicológico y aportes a las ciencias sociales. Esto se reflejaba en la forma en la cual estaban organizadas las prácticas psicológicas y sobre todo la organización y participación de los estudiantes.

Aspecto importante era que la permanente discusión metodológica y epistemológica en la construcción de una psicología latinoamericana, se fuera renovando de cara las necesidades coyunturales convirtiéndola en un referente para las ciencias sociales.

De la participación en los encuentros se tuvo acceso a literatura que en aquel momento era difícil de conseguir en el país, producción relacionada con psicología comunitaria, social, trabajo interdisciplinario, psicología política y de la salud entre otros. De esta relación se obtuvo un donativo de libros por parte de las universidades mexicanas, que estaban a disposición de los estudiantes de manera poco organizada en una biblioteca de la AEPs. En ese entonces la biblioteca de la Escuela tenía un volumen reducido de textos y con poca cobertura de área de la psicología. A iniciativa de la AEPs y de los miembros estudiantiles en el Consejo Directivo se propuso que se aceptara como donativo los mencionados libros a cambio que la biblioteca tuviera un lugar más amplio y con mejor atención al sector estudiantil. El traslado fue finalmente concretado en el 17 de agosto de 1989 (Acta 29.jul.89) a pocos días del secuestro de Carlos Contreras e Iván González. La biblioteca fue llamada Dr. Julio Antonio Ponce Valdez, en honor al primer director de la Escuela luego de la independencia de la Facultad de Humanidades.

Otro aspecto derivado de la participación de los encuentros fue la realización de dos intercambios estudiantiles y la recepción en Guatemala de profesores de universidades mexicanas, dentro de otros Jesús Flores, Enrique Álvarez y Rene Santobeña, director de la Escuela de Psicología en la universidad de Morelos.

Debemos dejar evidencia del escaso apoyo que se recibía para la realización de estos encuentros en Guatemala, por parte de la dirección de la Escuela. Fue en todo caso la Rectoría la que diera apoyos puntuales para resolver la acogida de más de 300 estudiantes de las universidades participantes. Esto significo un nivel de organización importante en el cual participaban activamente estudiantes para alimentar y hospedarlos a sus colegas de Centroamérica y México. Las contradicciones tenía como fondo diferencias ideológicas y políticas frente a procesos organizativos y de reflexión por parte del sector estudiantil y que iban fermentando de manera importante en la discusión académica.

La tercera mirada se deriva de esta relación con los encuentros, en donde se fue construyendo una visión social de la psicología y por lo tanto se realizo un trabajo importante para abrir los espacios a la psicología social desde Latinoamérica. Años atrás se había criticado fuertemente los enfoques dados por los profesores a esa temática, los cuales estaban más cercanos a la psicología social norteamericana y a la antropología funcionalista y la etnopsiquiatria.

Si a esto se suma que para entonces la Escuela tenia pocos centros de prácticas comunitarios, la posibilidad que por discusión teórica o por demanda de la población la Escuela incursionara con seriedad al estudio de lo social desde la psicología era realmente poca. Se debió a la claridad conceptual y práctica de la licenciada Irma Herrera de Aviles que esta línea se fue construyendo con no pocos obstáculos.

Aun y cuando desde la dirección y desde algunos profesores se planteara discursivamente una posición cercana, la práctica institucional evidenciaba un rumbo diferente. De tal cuenta que en más de una vez fueron boicoteadas conferencia, presentaciones de profesionales nacionales y extranjeros.

Importante es reconocer el debate estudiantil por aquellos años. A pesar de las contradicciones por posicionamientos filosóficos, las aulas se conviertieron en un campo fértil de debate y en más de una ocasión en el auditórium se dieron procesos de reflexión y discusión que alimentaban la necesidad de construir una concepción de la psicología desde lo social.

La cuarta mirada se relacionaba también de la relación con los Encuentros de Psicología. La posibilidad de tener acceso a literatura de referencia y de contextualización, socializo de forma mas amplia la comprensión y entendimiento de la psicología, desde textos como la Formación Social de la Mente de James Wertsch, Historia de las Funciones Psíquicas Superiores, Seis Conferencias de Educación Infantil y Defectología de Lev S. Vigotsky, Lenguaje y Conciencia, la Actividad Conciente del Hombre y sus Raíces Sociohistóricas de Antón R. Luria, El Poema Pedagógico de Antón Makarenko, Lenguaje, Ciencia y Conciencia de Ignacio Martín-Baro y los textos de Carlos Nuñez Educar para Transformar o Transformar para Educar y los fundamentos de la investigación-acción de Orlando Fals Borda.

Algunos de estos textos ya eran conocidos en la Escuela, pero no alimentaban las bibliografías de los cursos impartidos, como ejemplo de ello, en la clase de psicopedagogía de aquel año (1989), los textos de lectura eran Desarrollo Psicológico del Niño de Henri Wallon y Seis Estudios de Psicología de Jean Piaget, textos por demás importantes, pero que no eran contrastados con visiones sociales de un fenómeno eminentemente social, el desarrollo y el aprendizaje.

La quinta mirada provenía de la comprensión de la psicología desde otros mapas epistemológicos que fortalecían la necesidad de abrir espacios curriculares para la psicología comunitaria, los cuales fueron reconocidos y apoyados fuertemente desde el Departamento de Prácticas como ya fue mencionado y un grupo de profesores de ese departamento y desde la clase de sociología impartida por la licenciada Hilda Morales. Esta preocupación fue el germen que permitió un año después la creación del programa del Ejercicio Profesional Supervisado. Vale la pena reconocer que el apoyo dado por estas profesoras era contra casi toda la inercia y oposición del claustro y a expensas de posibles represalias administrativas y las propias acciones represivas en las cuales se vivían.

La sexta mirada tiene que ver con el Consejo de Coordinadores de Estudiantes estructurar organizada desde el año 1987 con la participación de la mayoría de coordinadores de salón electos por ellos mismos. Este trabajo permitió hacer consultas permanentes al sector estudiantil y llevar a este foro las contradicciones académicas, políticas y administrativas que se hacían desde la dirección de la Escuela, lo cual contribuyo a empoderar a los estudiantes de la realidad por la que atravesaba la Universidad y particularmente la Escuela. Importante es destacar que la organización del Consejo de Coordinadores de Estudiantes fue una de las plataformas de trabajo del Seminario Academia Realidad, en donde se conoció la coyuntura del país, la metodología de abordamiento desde la educación popular e investigación participativa y los fundamentos epistemológicos y filosóficos de la psicología.

La séptima mirada parte de las líneas de trabajo ya descritas por el Grupo Estudiantil Acción Integrada que fueron empujadas fuertemente desde el Consejo Directivo por los representantes estudiantiles. De ello lo más destacado fue:

El apoyo decidido para la entrada en vigencia de la normativa de los jurados de concursos de oposición en toda la Universidad que regulaba la contratación del personal docente. Hasta ese entonces los profesores de las unidades académicas eran electos por un Tribunal Examinador nombrado por el Consejo Directivo dentro los profesores principales[12]. Evidentemente no existía participación de los estudiantes ni un procedimiento normado a seguir, lo cual se revertía con la conformación de los jurados de oposición ya que esto no solo transparentaba el nombramiento de los profesores, sino abría el espacio para la participación del sector estudiantil y contribuiría a seleccionar a los mejores candidatos para la docencia en la Escuela. Para tal efecto el sector estudiantil eligió rápidamente a sus representantes: titulares Miguel Alfredo Guillen Barrilas, Haroldo Avalos Prado e Iván Román Natareno y suplente Miguel Ángel Molina Barrientos. Por el sector de profesores la elección fue más tardada pero finalmente los representantes fueron: titulares María Carlota Palmieri de Walter, Luis Cifuentes Cantó y Edgar Rolando Valle González y suplente Amílcar Pastor Lepe. (Acta 29-89 de 17.agos89)

Otro aspecto relevante lo constituyó la aprobación de la continuidad de la jornada vespertina en su tercer año. Desde 1987 se había aprobado la apertura del primer año. Aún y cuando la postura del sector estudiantil fue crítica frente a esta decisión, las argumentaciones del sector docente se dirigían a responder a las expectativas que se había generado en los años anteriores y que cerrarla no era lo más pertinente para los estudiantes inscritos además que facilitaría el paso de Escuela a Facultad aun cuando el número de estudiantes en esta jornada no era significativa. Argumentos como los recursos que se necesitarían en el futuro para su implementación versus la inversión en ese momento para el desarrollo de programas y la inversión en tecnología, no fueron escuchados. Después de muchas argumentaciones, la decisión fue que se abriera el tercer año de la vespertina. (Acta 1-89 de 29.enero.89).

Unidos a lo anterior y de manera más relevante fue el interés por conocer dentro de la Escuela la realidad política que el país vivía. Es central recordar que desde el mes de febrero hubo un importante movimiento magisterial, haciendo reivindicaciones frente al proceso de Reforma Educativa impulsada desde el año anterior y el sector sindical y popular el cual hacia sus propias reivindicaciones entre las cuales estaban mejores salarios en el campo, ambas enfrentaban las políticas del gobierno democratacristiano. Vinculado a esto la presencia en las mesas del Gran Dialogo Nacional, Iván González participaba en la mesa de salud y Edgar Cajas en la mesa de educación. Esto configuró la necesidad de poner en primera fila el análisis, solidaridad y acompañamiento político de la vida universitaria a los sectores progresistas de esta sociedad. De esa cuenta los miembros estudiantiles del Consejo propusieron que en sesión extraordinaria se discutiera la situación nacional-política en general, la situación de la Escuela de Ciencias Psicológicas y sus políticas-educativas y el congreso de reestructura. (Acta 16.feb.89) La idea era asumir el papel protagónico de la Escuela frente a la problemática del país y poder realizar una adecuación curricular que respondiera a las necesidades sociales, culturales y políticas que la coyuntura y la historia demandaba.

Estas discusiones en la Escuela tanto al interior del los Consejos Directivos y Académicos así como en el sector estudiantil generó escenarios de confrontación importantes. El discurso de las autoridades de la Escuela estaba planteado en términos de hacer una reestructura sin un importante proceso de consulta y ajena totalmente a los procesos históricos por los que se atravesaba. Aducían que la propuesta del sector estudiantil politizaba, ideologizaba y adoctrinaba a los estudiantes, anteponiendo en todo caso el Movimiento de Transformación de la Escuela como una añoranza inanimada.

Como resultado de todo ello el sector estudiantil propuso el apoyo solidario, político al movimiento magisterial y sindical, el estudio de la realidad por la cual el país atravesaba, particularmente la Escuela y todo ello vincularlo con un proceso de reestructura de la Escuela.

Como respuesta a tal situación la dirección de la Escuela presentó una propuesta de readecuación curricular la cual se haría en un espacio de 15 días, realizando consultas al sector estudiantil y de profesores, con una clara desarticulación sobre la realidad del país. Propuesta que finalmente no fue aceptada.

La octava mirada se produce desde la perspectiva de la AEPs. Articulada desde 1986 hasta 1990, permitió ir consolidando una serie de esfuerzos. Ganar la representación estudiantil ante el Consejo Directivo desde 1986, la del Consejo Académico en sus dos únicas versiones, y estar al frente del Secretariado de la Asociación desde 1986 iniciando con Salvador García, siguiendo con Miguel Guillen, posteriormente con Rosa María Rivas y finalmente con Martin Mendoza. Otro logro importante fue valorar la trascendencia de tener un órgano de consulta e información permanente con el estudiantado por lo que la conformación del Consejo de Coordinadores de Salón fue vital. Sumando a ello otra acción importante, la realización de los Seminarios de Integración de los estudiantes de primer ingreso desde 1987. Esto dio pie a dos hechos importantes, la formación de los cuadros propios de la asociación, quienes eran los responsables de impartirlos y el brindar información a los estudiantes de nuevo ingreso a la Escuela sobre una visión más amplia de la psicología, la psicología no era solamente clínica, psicométrica y de carreras técnicas, que la misma no podía desvincularse de lo social, que la psicología tenía un fundamento epistemológico, filosófico y metodológico y que era importante contrastarla permanentemente con la realidad. Quizás esto posibilito que muchos estudiantes asumieran responsablemente la conducción del Seminario Academia Realidad y de sostener el proceso que fue sumamente complejo.

Indudablemente la vida de la AEPs estaba vinculada al trabajo de la Asociación de Estudiantes Universitarios, situación que será tocada en un capítulo aparte.


Los hechos de 1989
La AEPs, mientras la dirección de la Escuela se negaba a conocer y pronunciarse ante la problemática del país, realiza contactos a través de la Asociación de Estudiantes Universitarios –AEU- con el movimiento social y asume compromisos políticos de apoyar aquellas reivindicaciones. Desde mediados de ese año la AEPs había participando en las manifestaciones que la Unidad de Acción Sindical y Popular –UASP- y del Movimiento Estudiantil Universitario –MEU- habían organizado, invitando a la comunidad de la Escuela a unirse. Al principio la presencia estudiantil era pobre, pero con el paso de los días y semanas esto fue cambiando hasta contar con un número importante de estudiantes. Por parte de los profesos la apatía era mayúscula y eran contados con los dedos de la mano los que apoyaban este movimiento, algunos de ellos por laborar también en el magisterio y otros, los menos, por una clara opción política.
Paralelamente se fue empujando la necesidad de realizar la reestructura de la Escuela considerando las demandas que la realidad de este país nos hacia ver por aquel entonces y el estado de la academia. El Consejo Académico y Directivo fueron los espacios que por razones obvias conocieron estas iniciativas y desde donde se dieron las primeras y profundas contradicciones. Por un lado la oposición a la propuesta del sector estudiantil de conocer la problemática del país e iniciar un proceso serio, con adecuadas orientaciones metodológicas a construir colectivamente, que permitiera valorar la pertinencia del curriculum. Esto contrastaba con la idea del sector de profesores y dirección de no dejar las clases magistrales ya que la propuesta estudiantil era modificar la metodología de abordamiento tradicional por metodologías, constructivas, participativas y vinculadas a la realidad.

Esta situación fue conocida por la Asamblea General de la Escuela en la cual participaron estudiantes, profesores y personal administrativo. Las confrontaciones se fueron agudizando y empezaron a llenarse de confrontaciones verbales que, en más de una ocasión, tuvieron tintes intimidatorios por parte de algunos miembros de los profesores. De todas la más compleja era la actitud del director de la Escuela que se mantuvo reacio hasta el final.

Las acciones y decisiones se fueron radicalizando llegando en dos ocasiones a la toma del edificio por parte de la AEPs, con el apoyo de un número creciente de estudiantes que habían pasado por los seminarios de integración y fueron asistentes a los encuentros y tenia claridad de la crisis político-académico por la que atravesaba la Escuela.

Para entonces las Asambleas Generales se mantenían con cierta periodicidad y el acompañamiento a las manifestaciones del movimiento social eran frecuentes. Estas condiciones se mantuvieron por mucho tiempo hasta que, poco a poco, informando al Consejo de Coordinadores de Salón y discutiendo esta situación en el Consejo Académico, se fue logrando un apoyo importante de los tres sectores.

En Asamblea General se tomo la decisión de conformar una Comisión Ad-hoc, que se encargara de conducir este dinámico movimiento, que permitiera ordenarlo académica, política y administrativamente. En esta Comisión estaban representados miembros del claustro de profesores, los representantes del personal administrativo ante el sindicato de la Universidad y la AEPs. Esto permitió articular una propuesta metodológica para la realización del Seminario Academia Realidad, mantener el contacto con el sector social que lideraba el movimiento y actividades de enlace.

Fueron tres las bases de este movimiento, la participación de los Coordinadores de Salón los cuales llegaron a ser más de 40 personas, quienes juntos a profesores tenían la responsabilidad de conducir las sesiones en sus respectivos salones, la Asamblea General que legitimó el proceso y la propuesta metodológica construida para tal efecto y el apoyo del director de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Morelos que nos visitó para compartir con el claustro de profesores y la comisión Ad-hoc, la experiencia de reestructura curricular que se llevaban a cabo en su Universidad, lo cual sensibilizó y contribuyó a la toma de conciencia de la importancia histórica del proceso. Indudablemente eso no fue suficiente ya que se seguía contando la resistencia de la dirección, de un grupo importante de profesores y cierto sector del estudiantado.

De tal cuenta que para finales de julio la Escuela se declara en Asamblea General Permanente y mandata al Consejo Directivo a que conozca, legitime y autorice esta situación(Acta 28-89[13] 27 de julio). La propuesta llevaba incluida, que en las aulas de la Escuela se discutiera la problemática que aquejaba al país, que nuestra participación y aporte se hiciera también desde el aporte como ente rector de la educación en Guatemala y desde el análisis del contexto psicosocial. De esa cuenta se conformo la propuesta de realizar el I Seminario Academia Realidad el cual tenía por objetivo articular el análisis de coyuntura, la participación política en el movimiento sindical y popular y llevar a cabo la reestructura del currículo de la Escuela. El Consejo Directivo lo dictaminó de la siguiente forma:

Asuntos Académicos
-De legalización “I Seminario Academia-Realidad”

VIGESIMO CUARTO: El Consejo Directivo de la Escuela de Ciencias Psicológicas,

CONSIDERANDO:

Que a partir de los meses de junio y julio se ha dado en Guatemala una profunda agudización de las contradicciones entre las estructuras que nos gobiernan y las clases populares.
Que por mandato de los objetivos generales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, corresponde a esta Casa de Estudios contribuir al planteamiento, estudio y resolución de los problemas nacionales.
Que en respuesta de esos objetivos el día 13 de julio se constituyó esta Unidad Académica en Asamblea General permanente de estudiantes, docentes y personal administrativo, propiciando a través de Mesas Redondas, Conferencias, Trabajo en grupo y ponencias, el estudio Técnico-Científico de las causas y consecuencias de la situacional actual.
Que en base a la solidaridad y actividades conexas a ella se evidenció por parte de Asamblea General un profundo malestar en los renglones de información nacional, planificación de actividades a efectuar y capacidad académica de análisis.
Que en base a esa inquietud manifestada por la Asamblea General el día 31 de julio se urgió a que la Comisión Ad-Hoc preparara un plan de trabajo que subsanara los problemas que la comunidad de la Escuela de Ciencias Psicológicas ya había señalado.
Que el día uno de agosto se presentó a la Asamblea General de alumnos y docentes de esta Casa de Estudios un plan tripartito de acción que comprendía Coordinación al Movimiento Popular, Coordinación Interna o Enlace y Comisión Académica.
Que dicho plan fue aprobado por la mayoría de la Asamblea General y que es necesario para su cumplimiento y ejecución, que las Autoridades de esta Casa de Estudios den plena validez a lo actuado y a toda acción futura que se inscriba dentro del mismo espíritu de lo hay acordado.

POR TANTO:
Con base al Reglamento General de la Escuela de Ciencias Psicológicas, aprobado por el Honorable Consejo Superior Universitario en Acta No. 10-80, de fecha 27 de febrero de 1980.

ACUERDA:
1. Su apoyo irrestricto a lo actuado por mandato de Asamblea General.
2. Legalizar todas las acciones a proponer, planificar, coordinar, ejecutar y evaluar por mandato de Asamblea General a través de la Comisión Ad-Hon, autorizándola a movilizar los recursos de la Escuela hacia los fines propuestos, delegándole autoridad.
3. Declararse en sesión permanente.

La propuesta metodológica del I Seminario Academia Realidad consistió en articular los contenidos teóricos con la realidad como eje transversal a todo el proceso. El modelo tradicional de clases fue suspendido y a cambio de ello, fundamentado en la educación popular, se realizaban talleres de construcción colectiva en cada salón de clase. La conducción de los mismos recaía en por lo menos un estudiante y un profesor. Importante recordar el papel jugado por los estudiantes en esta tarea, ya que en muchas ocasiones el sector docente no se presentaba a la conducción de los talleres y fue responsabilidad de los estudiantes llegar a puerto seguro en las actividades diarias. Es aquí en donde se valora la formación que los encuentros dejo al sector estudiantil y los seminarios de integración en donde los estudiantes conocieron la importancia de abordar un proceso como ésto, pero también conocieron la metodología de la educación popular. Indudablemente que sin la participación activa y comprometida de ellos no se hubiera logrado mover a la Escuela como se movió por espacio de más de dos meses. El número de estudiantes involucrados en este proceso fue más de 40 en la conducción de los talleres y un número incalculable que apoyaron políticamente desde las aulas mismas.

Como ya se menciono los profesores participaron dentro del proceso con grandes reservas, en muchas ocasiones quizás su ausencia hubiera sido preferible a la disociación que provocaban en las aulas. La gran mayoría opto por ausentarse parcialmente de la Escuela, de tal cuenta que el Consejo Directivo emite un acuerdo en el cual les hace un llamado a recordar las responsabilidades que su contratación les demandaba. Además los profesores cuestionaban el posicionamiento político de la Escuela, se recordaba las desapariciones de estudiantes en años anteriores y se argumentaba, que este movimiento impulsado por el sector estudiantil empujaba a los que se involucran en él a ser carne de cañón. Este discurso se mantuvo y se exacerbó posteriormente a la desaparición de Carlos y de Iván.

Al finalizar cada jornada se discutían las conclusiones arribadas en cada salón de clase y se sistematizaba este proceso. Es importante mencionar el papel que jugó para alcanzar estas metas diarias la señora Patricia Coronado, parte del personal administrativo en la comisión Ad-hoc. Este insumo era discutido al día siguiente para hacer los ajustes necesarios en la metodología propuesta, preparar las alternativas de abordamiento e ir construyendo los insumos que alimentarían la reestructura.

La ruta metodológica era el triple-diagnostico. Primero conocer qué se hacía, desde donde se hacía, por qué se hacia y finalmente hacer un contraste de ello. Para reflexionar qué se hacia se entro a conocer cuales eran los respectivos programas que en ese año se estaban implantando, cuáles eras los centros de prácticas y su orientación, qué investigaciones se realizaban. Desde dónde se hacía: esto significó analizar los objetivos de la Universidad y de la Escuela y conocer las condiciones económicas, políticas, sociales, históricas y coyunturales del país. Por qué lo hacíamos: esto implico conocer cuales eran las justificaciones metodológicas de donde partía la práctica en la Escuela, en ellas iba implícita una serie de argumentaciones institucionales, pero también personales que fueron útiles para explicar muchas de las cosas que acontecían. Y finalmente hacer el contraste longitudinal. Ello permitiría encontrar el balance de este análisis y arribar a las recomendaciones que alimentaba el proceso de reestructura. Lamentablemente no se llego a ello ya que la acción represiva nos sorprendió.

Paralelamente otras luchas al interior de la Universidad habían sido iniciadas por otras unidades académicas y de manera conjunta había una solicitud expresa ante el Consejo Superior Universitario –CSU- para que se pronunciara sobre la problemática nacional y apoyara el proceso de reforma universitaria, el análisis y propuesta de la realidad del país.

Para entonces se llegó al mes de agosto y las contradicciones en la Universidad se habían agudizado. A pesar de que muchas asociaciones estudiantiles pedían a sus respectivas autoridades que se pronunciaran sobre la crisis que vivía el país por esos días, la respuesta no era la esperada. Unidades académicas como Historia, Ciencia Política, Trabajo Social, Ciencias Jurídicas y Sociales, Ciencias de la Comunicación, Farmacia y Ciencias Económicas urgieron a sus respectivas autoridades a pronunciarse sobre la crisis y a tomar medidas académicas. Esto da cuenta de la magnitud que el movimiento estudiantil había provocado dentro de la Universidad, con una clara y coherente articulación con el movimiento social y una lectura pertinente de la coyuntura del país.

Por otro lado ya se había pensado desde el movimiento estudiantil en presionar al CSU para que tomara posición, como ya había ocurrido en otros momentos históricos de la vida de este país. Además porque moral y éticamente le correspondía hacerlo.

De esa cuenta representantes estudiantiles de varias unidades académicas se presentaron al edificio de rectoría un día jueves antes del medio día, para solicitar el pronunciamiento del CSU. Algunos miembros del CSU habían dicho que bajo presión no harían nada y que sabían de la toma del edificio, pero que a pesar de ellos sesionarían y no se pronunciarían. Debido a la negativa de los miembros del Consejo, se tomo la decisión de tomar el edificio de Rectoría y a los miembros del Consejo, quienes se mantuvieron dentro del salón de sesiones.

Al caer la tarde el edificio de rectoría se pobló de estudiantes que inscritos en la jornada nocturna llegaban a la Universidad. A esas horas de los miembros del CSU seguían en su postura y se habían suspendidos las posibilidades de dialogo entre las partes. La coyuntura fue compleja y de ella emerge un nuevo liderazgo de la toma de la rectoría, en donde participaron estudiantes de la Escuela de Psicología, quienes inician conversaciones con los miembros del Consejo.

Para entonces ya la oscuridad cubría la rectoría y desde el seno del CSU se realizaban acciones para librarse de ese intríngulis en que se encontraban. Se cometieron tres errores logísticos, lo que costos importantes, el primero error fue permitir que el personal de seguridad de Rectoría se mantuviera dentro e informara a los miembros del CSU de la movilización de estudiantes. El segundo error fue no intervenir la planta telefónica lo que dio la oportunidad para que los miembros del CSU mantuvieran comunicación directa con quien lo desearan. De esa cuenta se logro que a solicitud de ellos aduciendo que estaban secuestrados -a pesar de que todo mundo sabría en donde estaban y quienes eran los que los tenían retenidos-, que un juez de paz librara un recurso de exhibición personal a su favor. El juez se hizo presente al filo de la media noche y después de algunos minutos donde, se comprobó tal secuestro y las condiciones en las que se mantenía a los miembros del CSU, y se logro su liberación. Lo cual se concreto en un cortejo fúnebre, por la pérdida moral de los miembros del CSU retirándose sin pronunciarse sobre la grave crisis del país, con el apoyo del sistema judicial en Guatemala, que dicho sea de paso tiene hasta la fecha en la impunidad la desaparición de nuestros compañeros. El tercer error no tuvo repercusiones inmediatas pero que si posteriores. Al no tener control de lo que pasaba en las afueras del edificio, permitió que miembros de los aparatos represivos del Estado, ingresaran a la Universidad y desde una distancia media al edifico de Rectoría tomaran fotografías a los dirigentes estudiantiles hasta el momento de la libración del edificio de Rectoría. Indudablemente a nuestra consideración esto decanto el estado de cosas y generó las condiciones para el golpe siniestro que los tentáculos de la opresión dieron y que venían operando desde meses atrás.

La toma de la Rectoría puso sobre la discusión algunos elementos que se deben destacar:
El papel tan poco comprometido por parte del CSU frente a la realidad del país. No se pronunciaban sobre ello y además era una suerte de mimetismo, también las unidades académicas mantenían silencio. La misma Escuela de Psicología no se pronunciaba.
El papel del sector estudiantil en esta acción, evidenciaba el protagonismo que en aquel momento existió, de lo cual se podría dar cuenta por la acción política dentro y fuera de la Universidad en ese momento coyuntural. Además de existir una posición bastante homogénea tanto política como estratégica.
Para ese entonces ya algunas unidades académicas habían iniciado su vinculación con la huelga sostenida por el movimiento magisterio y dentro de otras cosas seguramente la toma de la Rectoría visibilizo para algunos estudiantes universitarios con mayor profundidad la crisis que el país vivía.

En ese momento el comunicado de la AEU fue el siguiente:

Al Consejo Superior Universitario, a la comunidad universitaria y nacional la Asociación de Estudiantes presento el siguiente comunicado.

LA ASOCIACION DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS “OLIVERIO CASTAÑEDA DE LEON”, ASOCIACIONES ESTUDIANTILES DEL CAMPUS CENTRAL, A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA Y OPINIÓN PÚBLICA NACIONAL E INTERNACIONAL,

MANIFIESTA:

1. Que desde hace varios años la universidad de San Carlos de Guatemala ha ido perdiendo su carácter crítico y de identificación con las mayorías marginadas de nuestro país, para ubicarse en una situación pasiva, de puertas cerradas a la realidad nacional y de espaldas a la clase trabajadora de nuestro país, que día a día demandan su participación activa en la búsqueda de soluciones a los graves problemas que la agobian.

2. Que esta posición adoptada por la Universidad de San Carlos, responde al lineamiento total al proyecto de gobierno Democristiano, el cual pretende librarse del problema que significaría una Universidad crítica y activa en la vida nacional, mediante el acompañamiento de los cargos directivos de la misma; proyecto que arrancó con el anterior Rector Lic. Eduardo Meyer Maldonado, quien a cambio de su servilista papel, recibió un Ministerio, del cual hubo de ser reemplazado, dada su obvia ineptitud y que continuo con la llegada a la Rectoría del Lic. Roderico Segura Trujillo, quien con un nefasto currículum, en contra de los sectores populares de nuestro país, ha dado forma al proyecto Democristiano, orientando el accionar universitario a un evidente apoyo a la desastrosa gestión gubernamental, llegando incluso, junto al Consejo Superior Universitario a pronunciarse, sin más en contra de las demandas más sentidas de los trabajadores de Guatemala.

3. Que el Consejo Superior Universitario, como máxima autoridad Universitaria, ha asumido una posición cobarde, al negarse a plantear soluciones a la crisis de nuestro país, lo que confirma, como el vacío dejado por los grandes universitarios de la década pasada ha sido tomado por un montón de burócratas, tecnócratas y politiqueros, que pretenden perpetuarse en el poder universitario, escondiendo la cabeza ante los problemas nacionales y dedicándose a consumir glotonamente, los recursos de la Universidad, esquema que pretende continuar el candidato a Rector y Director Financiero de la Universidad por más de 8 años, Lic. Alfredo Morales Taracena, otro cuadro más del partido gobernante en nuestro país, responsable de la crisis que actualmente afronta la USAC y quien ya ha recibido el apoyo de “grupúsculos, servilistas de nuestra Universidad”, para su próxima campaña.

4. Que las actuales autoridades Universitarias han sido incapaces de dar solución a los principales problemas de esta Universidad, por lo que se acuerda unánimemente un voto de desconfianza al Rector de esta Universidad Lic. Roderico Segura Trujillo, Secretario General Lic. Héctor Adolfo Cifuentes Mendoza, Director Financiero Lic. Alfredo Morales Taracena y Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales Lic. Cipriano Soto, a la vez que,


E X I G E N:

a) Que el Consejo Superior Universitario –CSU- actué en función de los principios que rigen a la máxima casa de estudios, como conocer y analizar la realidad nacional y proponer soluciones consecuentes con los intereses del pueblo.

b) Que se pronuncie de manera inmediata en favor de las mayorías haciéndole saber al Gobierno lo absurdo de sus políticas, procedimientos, así como del peligro de enfrentar al pueblo, y exigirle al gobierno que de soluciones urgentes a los planteamiento hechos por la UASP.

c) Que de inmediato exija el cese de las medidas represivas contra las organizaciones populares.

d) Que se pronuncie por la defensa de la soberanía nacional, ya que en alto porcentaje el conflicto social obedece a las imposiciones de organismos internacionales, tanto en materia política como económica, social y educativa.


ANTE LA PROBLEMÁTICA EDUCATIVA


Apoyo irrestricto e incondicional a la comisión a la comisión multisectorial de Reforma Universitaria.

Se ponga en práctica una investigación de carácter técnico, sobre el uso y manejo del presupuesto asignado al Departamento de Deportes en donde participen delegados de AEU; ya que se ha conocido y analizado el informe presentado por tal departamento al Consejo Superior Universitario con fecha 26/06//89, en el que no se detallan los gastos realizados, además de darles solución a las peticiones formuladas por las asociaciones estudiantiles anteriormente al Consejo Superior Universitario.

Se proporcione todo el apoyo logístico y económico para la organización y realización de los XIII JUEGOS DEPORTIVOS INTERFACULTADES 1989, que actualmente promueven las Asociaciones Estudiantiles debido, a la incapacidad y la falta de políticas para desarrollar el deporte universitario por parte del Departamento de Deportes de esta Universidad.

Establecimiento de una comisión de planeamiento físico que elabore un plan maestro de solución a la crisis de espacio físico en la USAC, un enfoque multidisciplinario así como el uso intensivo de los edificios subutilizados de la USAC, (Casa Flavio Herrera, Paraninfo Universitario, Complejo Deportivo de los Arcos, Fincas, etc.).

Reestructuración del periódico NotiUSAC a fin de que deje de ser un órgano dedicado a promover la figura del actual rector y su camarilla. Exigimos un espacio en ese medio, con el propósito de coadyuvar que dicho periódico cuente con un contenido científico y apegado a la realidad.

Se plantean soluciones inmediatas a las necesidades y problemas que afrontan las diferentes unidades académicas de la USAC, tales como:

Cada unidad académica hacia reivindicaciones sobre su propia problemática, de tal cuenta la AEPs hacia las siguientes:

ESCUELA DE CIENCIAS PSICOLOGICAS


- Que se agilicen los trámites sobre el suministro de agua a la escuela de Psicología.
- Que se construya otro nivel para la Escuela o se le construya otro edificio.
- Que se apruebe la participación de todos los sectores: Estudiantes, Docentes y trabajadores administrativos en las elecciones a director.
- La asignación de un rubro específico para el funcionamiento del Ejercicio Profesional Supervisado EPS.


El comunicado finaliza de la siguiente forma:

Algunos planteamientos corresponde su solución a las autoridades de las Unidades Académicas, por lo que se EXIGE AL CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO interceda para su pronta solución.

¡¡ LUCHEMOS POR LA REFORMA UNIVERSITARIA!!

¡¡ POR LA RETOMA DEL PAPEL HISTÓRICO DE LA USAC!!


ASOCIACIÓN DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS
“OLIVERIO CASTAÑEDA DE LEON”

ASOCIACIONES ESTUDIANTILES DE LA UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

Guatemala agosto de 1989.

Agosto negro en la San Carlos

A partir de entonces se inicia la historia dantesca y los hechos de terror se apoderan de los integrantes del movimiento estudiantil. El lunes 21 de agosto de 1989, alrededor de las once de la mañana, fue secuestrado Iván Ernesto González Fuentes: tenía 29 años de edad, estudiante de la Escuela de Psicología, representante estudiantil ante el Consejo Directivo y miembro de la Coordinadora Estudiantil de la AEU y su representante ante el Gran Diálogo Nacional. Al día siguiente, fue secuestrado Carlos Ernesto Contreras Conde: tenía 22 años, estudiante de la Escuela, era representante estudiantil ante el Consejo Directivo.

En ese mismo mes fueron secuestrados Hugo Leonel Gramajo estudiante de Ciencia Política y catedrático auxiliar de Ciencias de la Comunicación, el miércoles 23 de agosto Silvia María Azurdia Utrera y su esposo, Víctor Hugo Rodríguez Jaramillo, sufrieron desaparición forzada, Silvia era politicóloga y psicóloga, Víctor Hugo era politólogo y licenciado en Relaciones Internacionales.

El 23 de agosto, fue secuestrado el estudiante de sociología, Aarón Ubaldo Ochoa miembro de la Coordinadora de AEU y vocal ante el Consejo Directivo de la Escuela de Ciencia Política. El último en ser desaparecido ese día fue Mario Arturo De León, egresado de la Facultad de Agronomía y catedrático auxiliar de la misma, miembro de la Coordinadora de AEU y director de la Comisión de Reforma Universitaria, fue desaparecido después de una conferencia de prensa en donde denunció la desaparición de sus compañeros.

Después de varias semanas aún no se tenía noticias sobre el paradero de los siete estudiantes. En el campus universitario, las mantas en protesta por esos secuestros y en solidaridad con los desaparecidos fueron cada vez más numerosas. No obstante, el 9 de septiembre dos estudiantes más, Carlos Leonel Chutá Camey y Carlos Humberto Cabrera Rivera, fueron secuestrados. Cabrera, de 48 años, además de ser estudiante de Humanidades, era maestro de educación primaria y fue uno de los dirigentes de la huelga magisterial de ese mismo año. Ambos fungieron como dirigentes de AVANZADA en el muy activo secretariado de la AEU de 1987-88. Al día siguiente de su secuestro, otro ex dirigente de la AEU, Eduardo Antonio López Palencia, corrió el mismo destino.

El 11 de septiembre, los Bomberos Municipales, después de recibir una llamada anónima, encontraron los cadáveres de cuatro de los estudiantes (Azurdia, Jaramillo, Cabrera y Chutá) junto a una cerca en las proximidades de la entrada a la Ciudad Universitaria. En el caso de Silvia Azurdia, la estudiante había permanecido detenida por casi 20 días, su cadáver presentaba señales de pinchazos de aguja en los brazos y quemaduras de cigarro en todo el cuerpo. Sus uñas estaban dobladas y el informe forense indicó que fue posible localizar residuos de semen, de varios tipos, lo que indicaba que un número de dos o más personas habían abusado sexualmente de ella (El Periódico: 16 septiembre 1997).

De ellos sufrieron ejecución arbitraria, tortura y privación de libertad: Carlos Humberto Cabrera Rivera, Carlos Leonel Chutá Camey, Silvia María Azurdia Utrera, Víctor Hugo Rodríguez Jaramillo y Eduardo Antonio López Palencia. Mientras que desaparición forzada: Aarón Ubaldo Ochoa Ramírez, Carlos Ernesto Contreras Conde, Hugo Leonel Gramajo López, Iván Ernesto González Fuentes y Mario Arturo De León Méndez.

Estas acciones represivas fueron llevadas a cabo dentro de la lógica de la Doctrina de Seguridad Nacional y de la lucha contrainsurgente, siendo está la última gran desaparición forzada de la historia de Guatemala. El presidente Cerezo sostenía que estos hechos eran ajenos al Estado y producto del clima de violencia; funcionarios del gobierno democratacristiano como el ministro de la Defensa, Héctor Gramajo, aseguró en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas –ONU- que sus muertes se debían a divisiones entre los grupos radicales de izquierda o responsabilizaba a grupos traficantes de drogas. Conocida táctica psicológica utilizada para confundir a la opinión pública y rebajar la presión que realizaba la comunidad internacional y el movimiento social. Días después de los secuestros a fin de desviar nuevamente la atención de la campaña de sangre que las fuerzas de seguridad llevaban en contra del movimiento estudiantil, algunos de los cadáveres encontrados eran acompañados por una nota que decía, "Por la dignificación de la AEU nos vemos obligados a tomar medidas radicales contra todos aquellos dirigentes que han lucrado con nuestros fondos y entregado nuestra asociación a sectores externos ligados a la violencia estatal y que han atomizado el movimiento estudiantil impidiendo la unidad".

Posteriormente se documentó la participación de agentes infiltrados del Estado en la desaparición de los compañeros. El Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica –REMHI- reconoce esta acción dentro de las prácticas del horror, las cuales fueron acompañadas de amenazas, el secuestro, la desaparición forzada, las ejecuciones extrajudiciales y la infiltración (1998). Ese 1989 la dirigencia de la AEU fue amenazada con apócrifos firmados por “la dolorosa”, “el jaguar justiciero” y el “ejercito secreto anticomunistas”. Además el ejecito acuso durante la huelga magisterial del mes de julio a algunos miembros de la AEU de ser guerrilleros. Esto sumando al estallido una bomba en la casa de Aaron Ochoa provoco una serie de reacciones y por supuesto el generar condiciones para el golpe que ya se venia planificando. El REMHI, documento que meses atrás la AEU identifico a Willy Ligorria como infiltrado de la G-2 en el movimiento estudiantil, de tal cuenta que fue separado de sus cargos en la AEU y en otras responsabilidades. Lo cual se pudo evidenciar en el manejo de las amenazas en una reunión que él y dirigentes de la AEU sostuvieron con el gobierno, su participación después de las desapariciones y los cargos ocupados en el Ministerio Público.

Con más contundencia el Informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico concluye y afirma que:

La CEH llegó a la convicción de que once estudiantes universitarios fueron detenidos arbitrariamente entre los meses de agosto y diciembre de 1989. De ellos seis fueron torturados y ejecutados arbitrariamente, en violación de sus derechos a la vida y la integridad física. Hasta la fecha no han aparecido cinco de las víctimas detenidas, cuyo derecho a la libertad y a la integridad personales fue violado y de quienes, dado el tiempo transcurrido de estar desaparecidas, se presume que fueron ejecutadas arbitrariamente por sus captores, con lo cual ha sido conculcado, además, su derecho a la vida.

La CEH, tomando en cuenta los varios elementos unívocos y concordantes que se llegaron a conocer, presume fundadamente que los estudiantes fueron víctimas de un operativo de inteligencia militar, en el que participaron agentes del Estado o personas que actuaron bajo su protección, tolerancia o aquiescencia.

Entre dichos elementos destacan la calidad de las víctimas, académicos de pensamiento de izquierda o centro izquierda que buscaban la reforma universitaria, activistas en la reivindicación de derechos y el estigma de "subversiva" que se asignó a la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), provocó que se desplegara toda la capacidad de acción del Estado, poniendo en práctica el tradicional modus operandi de sus agentes clandestinos.

El caso ilustra, también, como con la represión contra los dirigentes estudiantiles se pretendía desarticular el movimiento que impulsaba la reforma universitaria promovida por estudiantes, trabajadores y docentes universitarios.

El caso también es ilustrativo de la actitud de altas autoridades de Gobierno que inculparon a determinados sectores sociales por la comisión de los hechos, sin investigaciones serias ni fundamento alguno; y de la absoluta carencia de rigor y seriedad de las investigaciones policiales y judiciales.

A opinión del informe de la CEH en este contexto, se estima que el apoyo estudiantil a los docentes fue uno de los factores que desató la represión en su contra, asimismo, la participación de la AEU en el Diálogo Nacional, junto con la Unidad de Acción Sindical y Popular (UASP), y el apoyó las demandas sindicales, campesinas y populares. (CEH caso ilustrativo número 30)

En total 10 compañeros fueron secuestrados. El golpe dado a la AEU y a las asociaciones estudiantiles fue brutal. Para el caso de la Escuela de Psicología fue el freno abrupto de un movimiento político-académico que como se evidencia contaba con un apoyo importante del sector estudiantil, administrativo y de profesores.

El Seminario Academia Realidad se estancó, la gran mayoría de la dirigencia estudiantil buscó encontrar espacios seguros de participación y por lo tanto la beligerancia asumida en los meses anteriores tuvo un freno importante. Indudablemente que las voces altisonantes de la represión y sus consecuencias fueron sonoras y como una suerte de premonición recordaban que habían insistido en evitar tan brutal represión. No se asumió una actitud solidaria y reflexiva sobre el proceso, se hacían hincapié en la desaparición de los compañeros y los compromisos que esto acarrearía para la Escuela. Dicho sea de paso ninguno de los caídos en esta lucha social de más de 36 años, ha sido reivindicado y asumido por la Escuela y sus autoridades.

El contexto era el más favorable para las autoridades profesionales del Consejo Directivo de la Escuela, por lo cual lograron mediatizar el proceso y no asumir como unidad académica con la contundencia esperada, el respeto a la vida de dos autoridades universitarias como lo fueron Carlos e Iván. A fuerzas de la presión moral se logró que se publicara en los diarios del país un documento exigido por el único miembro que no había desaparecido y la AEPs, él cual decía lo siguiente:

Con fecha 31 de agosto en acta 30-89 el Consejo Directivo en el penúltimo punto (cuadragésimo primero) conoce el secuestro de Carlos Contreras e Iván González. El punto literalmente dice:

4. ASUNTOS ESTUDIANTILES
4.6 De Comunicado por Secuestro Estudiantes
Iván Ernesto González Fuentes

Carlos Ernesto Contreras Conde
CUADRAGESIMO PRIMERO: El Consejo Directivo hace constar que en vista que se tuvo conocimiento del secuestro perpetrado a los Señores Estudiantes de esta Unidad Académica: IVÁN ERNESTO GONZALEZ FUENTES Y CARLOS ERNESTO CONTRERAS CONDE, Representantes Estudiantiles electos ante el Consejo Directivo, quienes no se han presentado a sus actividades académicas desde el día miércoles 23 de agosto del año en curso, RESOLVIÓ emitir un comunicado de prensa al pueblo de Guatemala y Comunidad Universitaria denunciando y condenando el hecho anteriormente señalado, comunicado que fue publicado en el diario Prensa Libre el día 30 de agosto del año en curso que copiado literalmente dice:

“LA ESCUELA DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA, Al pueblo de Guatemala y Comunidad Universitaria denuncia y condena el secuestro perpetrado a los estudiantes de esta Unidad Académica: IVÁN ERNESTO GONZALEZ FUENTES Y CARLOS ERNESTO CONTRERAS CONDE. Por lo anteriormente expuesto, EXIGE: 1. Al Gobierno, que ponga freno a la escalada de violencia generalizada que se está viviendo en todo el país. 2. Al procurador de los Derechos Humanos que intervenga de manera efectiva, a fin de que cese la persecución, el secuestro y asesinatos contra el pueblo de Guatemala. 3. Al Consejo Superior Universitario, su intervención para denunciar y frenar la represión en contra de la Universidad de San Carlos. 4. A quienes tienen en su poder a los estudiantes mencionados que respeten su vida y sean liberados lo más pronto posible. “ID Y ENSEÑAD A TODOS”. Guatemala, agosto de 1989.

Esto fue todo lo que se hablo después del secuestro de Carlos e Iván en el Consejo Directivo de la Escuela. Estuvieron preocupados por cancelar la elección de nuevos representantes y posponerla para el siguiente año y hasta el día de hoy no se ha realizado ninguna acción que reivindique su participación como estudiantes y autoridades. Esto a pesar que el caso de los 10 estudiantes desaparecidos fue documentado inicialmente en el REMHI, Guatemala Nunca Más, por el Informe de la CEH, Guatemala Memorias del Silencio, por una comisión universitaria para la investigación de las desapariciones y asesinatos de profesores, estudiantes y personal administrativo de la Universidad. Y por su esto fuera poco por el acto de perdón que el 24 de agosto del 2005 el Programa Nacional de Resarcimiento realizo en el gobierno de la Gran Alianza Nacional, reconociendo su participación en tales hechos y a pesar de que el Estado de Guatemala suscribió el 18 de febrero de 2005, el acuerdo de Solución Amistosa del caso 10.441 conocido como: Silvia María Azurdia Utrera y otros, el cual tiene relación con la muerte y desaparición de este grupo de estudiantes y dirigentes de la AEU, hechos que lamentablemente dejan claro el fin de nuestros compañeros.

Nuestros compañeros Carlos e Iván sufrieron desaparición forzada por las fuerzas represivas del gobierno de Vinicio Cerezo Árevalo, siendo ministro de la Defensa el general Héctor Gramajo, ministro de Gobernación Roberto Valle Baldizón y director de la Policía Nacional coronel Leonel Caballeros Signé. Según documentación desclasificada por el gobierno de Estados Unidos en base a la declaración de un ex miembro de inteligencia militar señalo que existía una cárcel en la zona 6 de la ciudad capital, denominada "La Isla", que estaba bajo la administración del Estado Mayor de la Defensa. Asimismo, al referirse a los estudiantes desaparecidos en 1989, relató: "En La Isla los mataron. Cabal cuando yo entré, entrando yo, cuando yo entré a la dirección, todavía habían dos (...) Esos no los enterraban, aparecían muertos así en la U, otros por ahí en la calle, en los barrancos (...) Y me contaron que a la gente que no apareció la fueron a tirar al mar" (Comisión del Esclarecimiento Histórico caso 30)

Este hecho ocurrió “Con el silencio y la complicidad de Roderico Segura Rector de la Universidad y de Alfredo Morales Taracena, ex director financiero. Pero el principal de los responsables de que se haya proporcionado información y entregado a los estudiantes fue William Ligorría”.






[1] Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos de Guatemala, articulo 4. Cuando lo estime conveniente, o sea requerida para ello, colabora en el estudio de los problemas nacionales, sin perder por eso su carácter autónomo de investigación y cultural.
[2] Reglamento General de la Escuela de Ciencias Psicológicas Artículo 6., literal a) Formar los psicólogos y profesionales auxiliares capaces de intervenir humana, científica y técnicamente, en forma eficaz y positiva, para atender la salud mental de la población guatemalteca, contribuir a la formación de la Psicología nacional y coadyuvar en el proceso de transformación y liberación de Guatemala.
[3] Héctor Gramajo, ministro de Defensa; Roberto Valle Baldizón, ministro de Gobernación, y coronel Leonel Caballeros Signé, director de la Policía Nacional.
[4] Primer gobierno civil después de varias décadas de dictaduras militares que lleva a la presidencia a Vinicio Cerezo Arevalo.
[5] De esa cuenta la Asociación de Estudiantes Universitarios venia realizando un par de años atrás la reorganización de la misma, ya que esta fue duramente goleada con el secuestro de Carlos Ernesto Cuevas Molina, Marilú Hichos, Gustavo Adolfo Castañón Fuentes, Otto René Estrada Illescas y Héctor Alirio Interiano Ortízen 1984.
[6] UNASE: Planteamiento General para la recuperación del Papel Histórico del Movimiento Estudiantil y la Reorganización de la AEU, de su introducción.
[7] idem
[8] Para ese entonces la Universidad contaba con 20,000 estudiantes, 6,000 profesionales en todo el país y un presupuesto de 5 millones de quetzales. La Facultad de Humanidades contaba con un presupuesto de 377,446, 125 profesores y 1,768 estudiantes. El departamento de psicología de la Facultad de Humanidades contaba con un presupuesto de 27,844 de quetzales, 23 profesores y 493 estudiantes.
[9] El Consejo Directivo estará integrado por seis miembros, de los cuales serán tres profesores y tres estudiantes de la Escuela. Copia textual.
[10] Quien fue electo por tercera vez en el cargo de director, electo entre los profesores.
[11] Reglamento General de la Escuela de Ciencias Psicológicas Artículo 31, atribuciones y deberes: a) planificar, conforme las indicaciones que le formule el Consejo Directivo, todas las actividades académicas de la Escuela, b)
[12] Categoría docente utilizada en aquel entonces para referirse a lo que hoy es la titularía.
[13] El acta tiene fecha 27 de julio aún y cuando cita acontecimientos del agosto.